En trinidad la alegría innata de la gente cubana se contagia a cada paso por esta ciudad de calles empedradas. Las amplias escaleras que dan acceso a la Casa de la Música invitan a sentarse mientras media docena de camareros de bares diferentes compiten por vender mojitos a los turistas.
Y qué decir del ambiente y el encanto de La Habsna… os daremos todas las pistas para disfrutar a tope y conocer los rincones más auténticos y menos turísticos.
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