Una de las primeras imágenes que a uno le viene a la cabeza cuando piensa en Japón es la de una ciudad abarrotada de gente, y es que en Japón viven 130 millones de personas concentradas en el 30% de su territorio: en los valles y las costas. Aproximadamente el 70% de la superficie del territorio nipón son bosques y montañas. Japón es uno de los países con mayor porcentaje de superficie cubierta de bosques del mundo, junto a Canadá y Finlandia. Y esto es así gracias a que hace 300 años se impusieron férreas medidas de reforestación sistemática que continúan hoy en día. De hecho una de las cosas más llamativas que puede verse en primavera en las laderas de los montes son las flores rosas del sakura, asomando entre pinos y bosques de bambú gigante; y por supuesto, por lejanos e inaccesibles que estén, estos árboles han sido plantados por la mano del hombre.
Entonces, si la mayor parte del país son bosques y montañas, ¿por qué esa imagen urbana de Japón? En gran medida porque es cierto que la superficie urbanizada en Japón es extensísima y probablemente los visitantes extranjeros apenas se salgan de ella, ya que los lugares más turísticos son las grandes ciudades de Tokio, Kioto, Osaka y sus alrededores. Lugares que son, por cierto, imprescindibles, pero ni mucho menos representativos de la riqueza natural de Japón.
¿Cuál es el motivo principal por que el los turistas visitan menos los entornos naturales de Japón? La respuesta seguramente tenga que ver con las limitaciones del Japan Rail Pass, ya que muchas veces para salirse del flujo turístico hay que pagar un extra y utilizar trenes que no están incluidos en el famoso y útil billete. Desde nuestra experiencia, una visita a Japón debe sin duda incluir la vista a las principales ciudades, y el Jr Pass nos proporciona el acceso a una amplia red de transportes eficaz, pero también es recomendable salirse de vez en cuando de la “autopista Jr Pass”, ya que no es caro ni incómodo. Sin duda encontraremos lugares aún más genuinos y con menos turistas allá donde el Jr Pass no llega, aunque suponga gastar unos euros más (a veces realmente muy pocos).
Además, una buena noticia para los turistas que se sientan atraídos por los entornos naturales, es que por todos los bosques del país existen literalmente miles de templos de gran belleza (ya sean budistas o sintoístas), a los que pueden accederse por caminos y senderos públicos. La mayoría de estos lugares son de acceso gratuito, y aunque para visitar ciertos templos importantes es necesario pagar una entrada, los precios suelen ser bajos y merecerá la pena. No hay que olvidar que este tipo de lugares que despiertan interés en el visitante extranjero no tienen el aspecto de “parque temático para turistas” que encontramos en otros países asiáticos menos desarrollados, ya que son muy apreciados por los propios japoneses, los visitan con frecuencia y los mantienen en excelentes condiciones para su propio disfrute.
Para resumir: si vas a viajar a Japón, guarda unos días para alejarte del circuito más popular para descubrir sus entornos naturales. Sin duda volverás a casa con una imagen del país que te hará querer volver a visitarlo para conocerlo más profundamente. Y si tienes dudas de dónde ir y qué lugares evitar, desde nuestra página puedes contactar con un experto que te asesorará y ayudará a diseñar tu viaje según tus intereses, adaptando en recorrido y el precio a tus preferencias.